Lo sabía, ella era una chica que merecía la pena conocer
y aunque costó sacar una sonrisa tímida con la cámara...
lo conseguí.
No me arrepiento de ello, sin duda.
Otra de mis bellas razones para vivir.
Desirée G.
(18 años.)
La sonrisa que me alegraba todas las mañanas
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